2015 para olvidar, pero no es para tanto.
Fue un año para el olvido. Caval, la empresa de la nuera, abrió
un año pésimo para el gobierno. El hijo presidencial y la nuera, que no era,
terminaron con la credibilidad de Michelle. Los Carlos – los PENTA, desfilando
en los tribunales y terminaron presos. Mientras eso ocurría, los políticos
favorecidos de la UDI, arrancando de la responsabilidad como ratas.
Pero PENTA, no era la única empresa. SQM, que bien pudo llamarse
La Polar, dónde los políticos de todos los colores, golpeaban la puerta y
decían: “Llegar y llevar”. Hasta MEO, que juró de guata que él era probo,
también debe declarar por el mismo mal: Boletas falsas para recibir dineros de
las empresas del ex yerno de Pinochet. Hasta el hijo de Miguel Henríquez,
estiró la mano.
Por su parte, la naturaleza golpeando de nuevo, con un incendio
en Valparaíso y un temporal en el norte que dejó muertos y desaparecidos. Hasta
la Santa Teletón, fue destruida en Coquimbo. Por otra parte, los terremotos ya
son temblores, porque si no es de intensidad 8 grados hacía arriba, no es
terremoto. Queremos ser los mejores en la resistencia a los terremotos.
Michelle sigue a la baja y arrastró al gobierno, que con sus
malas reformas, no se sabe dónde terminará su perfil reformador. De reforma a
reformita y todo termina una vez más en el Tribunal Constitucional más
derechista que el cura Hasbun. Este país es para la risa. Nos encantan los
perros guardianes.
De la iglesia ni hablar. El Cardenal Ezzati, sigue negando lo
que todos saben y ahora se culpan entre los poderosos. El ex todopoderoso
Karadima, dice que la iglesia debe pagar por sus actos y no él. Que todo lo
realizado, fue en nombre de Dios. La iglesia, en los tribunales intenta
desprenderse de Karadima, para no pagar una posible indemnización a las
víctimas. Al final de todo, hay que cuidar la plata, dice el Cardenal.
En medio de todo esto, el ex ministro Peñailillo, está
desaparecido. Parece que se lo tragó la tierra. Otro personaje, que sueña con
las boletas falsas, que lo persiguen. Por ahora se refugió en el mundo
académico. Tal vez, esperando una segunda oportunidad. Recordemos que el país
sufre de memoria corta y después de un tiempo, parece que nos gusta olvidar.
Cuando pensábamos que con el triunfo de la Copa América,
pasábamos a otra dimensión y el país sentía el embrujó ganador, apareció Jadue,
viajando apresurado de vacaciones. Misión cumplida, gritó antes de subirse al
avión y comparecer ante la Justicia de los Estados Unidos.
¿Qué misión cumplida
será?
El fútbol sigue pésimo; la violencia en el estadio va en aumento y
los dirigentes, siguen como siempre: no saben nada, no hacen nada y no les
importa nada.
Los últimos meses del año 2015, parecen haber estremecido a dos
mundos casi intocables. Los empresarios y su discurso moralizante y los
militares, que hasta hace poco, se declaraban la reserva moral de la nación.
¿Qué pasó?
Otra vez la colusión de precios y perdieron los de siempre: los
consumidores. Esta vez el grupo Matte, espejo moralizante de la elite, cayó en
desgracia. La respuesta del controlador del grupo económico no se dejó esperar:
no sabía nada. Me engañaron. Lo mismo diría un dirigente del fútbol un tiempo
después: nos engañó a todos. La teoría del engaño tiene dos ventajas: es cómoda
y además, convierte al indolente en víctima.
Por su parte los militares, aquellos que controlan todo, y
vigilan a sus hombres día y noche, no se percataron del gasto exorbitante de un
Cabo del Ejército, que se gastó millones en el casino, y en caballos de fina
sangre en el Club Hípico. Su vida era la de un monarca, utilizando para ello
los dineros provenientes del cobre. Sépalo bien, del 10 % de las ventas brutas
del cobre, que por ley terminan en las arcas de las Fuerzas Armadas, aunque este año el precio del cobre tope el
suelo.
¿Tanques o
mantequilla?
Reaparece la pregunta, que hace años debió zanjar algún gobierno
valiente. Pero los gobiernos de turno, todos sin excepción, compraron la
democracia. 20 mil millones de dólares en dos décadas al gasto militar. Es el
único sector clave sin problema de recursos. La educación no importa y la salud
menos. Sin embargo, plata para tanques, sigue y seguirá habiendo. Para
mantequilla poca o casi nada, en comparación con los tanques.
Así somos en Chile. Un poco corruptos, pero el consuelo aparece
de inmediato: pero no es para tanto. Los políticos y las boletas falsas, pero
no es para tanto. La familia presidencial, abusando del poder, pero no es para
tanto. Los milicos gastando la plata del cobre, pero no es para tanto. Un año
2015, para olvidar. Pero no es para tanto.