Por Jorge Montecino *
Los gestos
entre La Habana y la Casa Blanca, son tan extraordinarios, que nadie puede
quedar inadvertido. Para una inmensa mayoría de cubanos, el bloqueo nació con
ellos y se ha transformado en un factor inseparable, y en un catalizador de
privaciones y fatalidades.
Nadie duda que estamos viviendo un momento histórico en
las relaciones EEUU- Cuba. El mundo entero ha quedado perplejo ante los
anuncios del día 17 de diciembre, que notifican el fin de las hostilidades y el
restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Esta situación me llevó a recordar un hecho simbólico
ocurrido en los años noventa en la imponente embajada de la ex URSS en La
Habana. Por pura casualidad pude presenciar el retiro definitivo de la bandera
del estado soviético y el izamiento del
emblema de la naciente federación Rusa. Ese acto histórico implicaba que nada
volvería a ser igual.
La historia nos vuelve a sorprender. Los gestos entre
La Habana y la Casa Blanca, son tan extraordinarios, que nadie puede quedar
inadvertido. Una periodista cubana, de un medio oficial, calificó el día 17
como el más feliz de su vida. Y tiene toda la razón. Para una inmensa mayoría de cubanos, el bloqueo nació con ellos
y se ha transformado en un factor inseparable, y en un catalizador de
privaciones y fatalidades.
Con la historia hay que ser honesto. Yo había perdido
la esperanza de ver a Cuba sin bloqueo. Tampoco pensé que un presidente de los
Estados Unidos, sería capaz de reconocer que su país intentó desestabilizar a
Cuba sin éxito alguno, por más de 50 años. Por tanto, hay que reconocer la
valentía del Presidente Barack Obama, para tomar una iniciativa, que tendrá
repercusiones en la política domestica de los Estados Unidos.
El bloqueo tiene la culpa de todo, era una frase
recurrente en Cuba, a pesar de que muchos sabían que no era absolutamente toda
la verdad. El bloqueo se utilizaba para justificar situaciones inexplicables.
Una vez, un diplomático cubano me dijo, que el día en que quiten el bloqueo,
nadie sabe con certeza lo que pasará. No estamos preparados para vivir sin el
bloqueo norteamericano, me dijo, sin vacilación alguna.
Por tanto, lo difícil viene ahora. ¿Cómo vivir sin
bloqueo? Aunque parezca extraño, después de 50 años de vivir pendiente del
embargo, levantarse y saber qué un día no existirá es una sensación insólita. Para
bien o para mal, Cuba es fruto del bloqueo.
Además, el vecino que por tantos años hostigó a Cuba,
hoy renunció a ser adversario y propone un escenario de colaboración y
entendimiento mutuo. En enero una delegación del más alto nivel estadounidense,
viajará a Cuba, demostrando con ello, que La Habana, merece volver a la
normalidad y vivir integrada a la región y al continente.
Por otra parte, la columna firmada por los secretarios de Estado, John Kerry; de Comercio, Penny
Pritzker, y del Tesoro, Jacob Lew, aparecida en el Miami Herald, el día de ayer, ratifica que el proceso de apertura de los
Estados Unidos hacia Cuba, es irreversible. Además, es un claro mensaje a los
sectores cubanos más conservadores que viven en La Florida, para que moderen su
discurso y cambien su actitud.
En Cuba los festejos por el fin de año, estarán llenos de
expectativas. Los Presidentes Barack Obama y Raúl Castro, han notificado al
mundo el fin del enfrentamiento, y la llegada de la cooperación.
En un balcón habanero, se pudo ver la bandera de los
Estados Unidos, que flameando junto a la enseña cubana, unidas por un simple
madero. Es un ejemplo de los nuevos tiempos que corren. El fin del bloqueo
tarde o temprano será una realidad.
Cuba, merece una relación con Estados Unidos, sin
miedo, sin injerencias odiosas. Sin que vuelva a repetirse la teoría de la
fruta madura, y por supuesto sin bloqueo. Tampoco podemos olvidarnos de Guantánamo,
que debe ser devuelta a Cuba.
Por otra parte, comprendo perfectamente, al igual que
en los años noventa, que nada volverá a ser igual.
*El autor es analista político.