sábado, 27 de agosto de 2011

Chile y los furiosos endeudados.

El éxito de las masivas manifestaciones estudiantiles está marcado por la posibilidad de descomprimir el masivo endeudamiento a causa de la educación. El gobierno debe escuchar a los ciudadanos y ceder. Su intransigencia podría costarle muy caro.


Las movilizaciones estudiantiles en Chile, han demostrado, que los ciudadanos están molestos y desean cambios profundos al sistema de educación que mantiene el país. El 40 % de la educación la financian las propias familias de los estudiantes. Todo hace indicar que los 20 años de reformas esplendidas por los gobiernos de la Concertación (1990-2010), fueron insuficientes y en algunos casos ayudaron a profundizaron el modelo neoliberal dejado por la dictadura militar.

Tras el escándalo de repactaciones de deudas de manera unilateral realizadas por la tienda (Retail)“La Polar”, algunos sondeos de opinión demuestran que un 79 % de las personas declararon estar endeudadas en locales del retail. Por otra parte, un 75 % expresó sentirse desprotegido frente al manejo de los créditos otorgados por las grandes cadenas de tiendas del país. La mitad de los encuestados mantiene deudas en el sistema bancario y en casas comerciales a la misma vez. Vale decir, una inmensa mayoría de las familias del país viven endeudadas.

La facilidad para obtener créditos para bienes menores, como ropa, televisores y celulares, no se observa con la misma facilidad respecto de la educación. Al mercado altamente pragmático y depredador no le interesa la educación. Busca vender productos desechables y en lo posible, cobrar altos intereses, por el crédito otorgado.

Por otra parte, un segmento significativo de las instituciones de educación superior, les interesa lucrar con la educación, poco importar si las carreras impartidas y los títulos otorgados tendrán algún valor en el mercado. Muchas de las carreras impartidas presentan perfiles de egresos distorsionados; con contenidos curriculares insuficientes y escasos de competencias laborales reales. Incluso algunas carreras se cursan en 10 semestres académicos, cuando podrían fácilmente ser acortadas a la mitad.

El llamado estudiantil está plagado de demandas absolutamente entendibles. La redistribución del ingreso; el manejo de los recursos naturales, especialmente el cobre; el excesivo gasto en defensa (gasto militar y carrera armamentista) así como una reforma tributaria, exigen al gobierno que debe generar los cambios necesarios. Es lo que espera una inmensa mayoría del país.

Las familias se cansaron de pagarlo todo, y tener que elegir entre uno u otro hijo, para costear sus estudios. El movimiento estudiantil chileno logró una inmensa trascendencia en diversos sectores sociales. Su éxito esta marcado por que busca descomprimir la inmensa carga financiera que debe resistir la familia para lograr una educación de calidad para sus miembros.

El tiempo parece agotarse. El gobierno debe escuchar a los ciudadanos y ceder, para salvar el año académico 2011. Su intransigencia podría costarle muy caro, y sufrir un castigo sin precedentes en las próximas elecciones municipales del año 2012.





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