miércoles, 20 de mayo de 2009

La NO Inscripción Automática: el espanto de perder el poder।
Por Jorge Montecino

En los últimos 10 días, la agenda política estuvo marcada por el Acuerdo de Pro-empleo; el lanzamiento de la Coalición por el Cambio y las groseras declaraciones del Senador Flores a un periodista de CNN Chile; el Caso Mirage y la conexión con el ex Ministro Rojas y hasta los puntos que le otorgan las encuesta al díscolo diputado Marco Enríquez-Ominami, en una eventual campaña presidencial. Sin embargo, la No inscripción automática en los registros electorales y la votación voluntaria(Plazos no lo permiten), paso una vez más inadvertida, a pesar de constituir una promesa política de varias autoridades, especialmente por los congresistas, lo que demuestra una vez más, que la clase política tiene un feroz espanto de perder el poder.

La poca rapidez en la tramitación de la Ley no resiste escusa alguna de parte de las autoridades, por su falta de cumplimiento en materias de reforma política, que Chile requiere. Esto queda clara y visiblemente notoria en una columna de opinión del Presidente del Senado, el líder de la UDI, Jovino Novoa, quien considera que la inscripción voluntaria y la votación automática no son necesarias en Chile. Lo que el Senador Novoa no expresa con total claridad, es que algunos Congresistas tienen un espanto atroz de perder el poder, al incorporar 4 millones de nuevos electores que podrían cambiar las preferencias electorales.

Mientras ello ocurre, el padrón electoral es cada vez más viejo y la inscripción electoral cada vez es más lenta. Vale decir, todo sigue igual y se deteriora el número de inscritos. Esto implica en la práctica que nuevamente solo el 25 % de los chilenos mayores de 18 años, seguirá eligiendo al nuevo Presidente de Chile, en diciembre próximo.

A todas luces aprobar dicha reforma resultaba “peligrosa” “inadecuada” e “imprevisible”. Sin embargo, el status quo, que finalmente primo, sólo ayuda a profundizar la falta de legitimidad y el valor real del modelo democrático.

Además, la aprobación de la Ley exigía un nuevo liderazgo comunicacional por parte de los congresistas. Implicaba además, pasar de una conducta conservadora (Reparto de la actual corta electoral) a otra más activa y de relacionamiento concreto con los electores (Cautivar y provocar cercanía), difícil de cumplir por parte de diputados y senadores.

A pesar de lo anterior, el país, requiere seguir exigiendo, sin complejo alguno, las reformas al sistema político, entre las que se cuentan:

• Aprobar una nueva Constitución Política del Estado, que implique una reforma mayor al sistema político y especialmente al sistema electoral.

• Promover la educación formal cívica y ciudadana en el conjunto del país, que promueva la opinión de las personas por los asuntos políticos y públicos.

• Provocar una rotación efectiva de la elite política (renovación de liderazgos) que implique un verdadero acercamiento de la política a las personas comunes y corrientes.

• Es necesario terminar con la excesiva prominencia de los partidos en los asuntos claves de la gobernabilidad del país; lo que erosiona cualquier intento de instalar nuevas miradas. Se hace necesario mayores cuotas de democratización partidaria.

*El autor es Cientista Político. Director Ejecutivo del Observatorio de la Realidad Ciudadana (Observa) de la Universidad Arcis Valparaíso

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