Por Jorge Montecino
En un año en que
Chile despertó y los ciudadanos de a pie reclaman airadamente por mejores
demandas, sería sano para nuestra democracia reducir las autoridades
designadas.
El episodio entre Camila Vallejos y la Senadora Ena Von Baer, en un
programa de televisión, deja al
descubierto la hipocresía del lenguaje con que nuestras autoridades desean ser
nombradas.
La existencia de la legitimidad del voto, que algunos
reclaman con tanta pasión, no es aplicable a todas nuestras autoridades, cuyo
mecanismos básico ciertamente pende de una elección universal. Vale decir, la
elección popular es el mecanismo establecido y validado, pero algunos pueden
sortear la legitimidad.
Recordemos que en la dictadura militar, todas las
autoridades eran designadas mediante el dedo. De está manera el actual senador
Carlos Cantero, fue alcalde designado de Sierra Gorda, Tocopilla y Calama.
Lo mismo ocurrió con la actual diputada María Angélica
Cristi, que al momento de crearse la
Comuna de Peñalolén, es designada alcaldesa por Pinochet y
permanece en ese cargo hasta el año 1989, momento en que se postula como
diputada por el distrito 24, que coincide con la comuna de Peñalolén y La
Reina. Su calidad de designada, le permitió
organizar una plataforma electoral, suficiente para quedarse por otros 24 años
como diputada.
El caso del actual gobernador de la Provincia de
Marga-Marga, Arturo Longton, es aún más simbólico. Fue Alcalde designado de
Valparaíso y Quilpué, para luego desde esa plataforma política, ser diputado
del Congreso Nacional. Luego de ser derrotado electoralmente, volvió a ser
designado gobernador ahora por la nueva gobernación del Marga-Marga.
Con al apertura del Congreso Nacional en el año 1990, 9
senadores designados y dos vitalicios, estuvieron largos años en el poder
legislativo y nadie dijo nada. Recién en el año 2006, vale decir, 16 años
después, se eliminaron los designados, pero igual reaparecieron los designados.
En la
Concertación, también existen designados. El ex Presidente Eduardo
Frei-Ruiz Tagle, fue Senador vitalicio, cargo que ejerció por 6 años. Igual situación con el Diputado Felipe
Harboe, en el año 2009, que fue designado por el PPD como diputado, cuando la
actual presidenta del PPD, Carolina Toha, renuncia a su calidad de Diputada,
para ser ministra del gobierno de Michelle Bachelet.
Otro caso similar, fue lo ocurrido con María Rozas. La
desaparecida líder sindical, aceptó ser designada por el PDC, tras la muerte
del diputado Manuel Bustos, en el año 1999. María Rozas, cumplió el mandato
como diputada y tras intentar repostularse, perdió la elección.
El actual gobierno, logró designar varios Senadores sin
que estos obtuvieran ningún voto popular, mediante el reemplazo de Senadores
elegidos que incorporó a su gabinete. Es el caso de Carlos Larraín y Ena Von
Baer. Pero eso no es todo. Existen otras
casi 70 autoridades a nivel regional en el país, que son designadas por el
gobierno sin contrapeso alguno. En cada una de las intendencias y gobernaciones
del país, existen Intendentes y Gobernadores, que pudieran ser elegidos mediante el voto universal. Sin
embargo, la clase política no hace nada para cambiar dicha situación.
Es importante ir terminando con la categoría de los
designados, por que ello erosiona y otorga ilegitimidad a las autoridades, que
sumada a la mala percepción que tienen las personas de los políticos, completan
un cuadro que eleva la crisis de
representación entre elegidos y electores.
En un año en que Chile despertó y los ciudadanos de a pie
reclaman airadamente por mejores demandas, sería sano para nuestra democracia
imaginar cambios que reduzcan las autoridades designadas y se les otorgue más
protagonismo a los votantes. Más que mal, eso es lo que piden a grito en cada
una de las multitudinarias manifestaciones ciudadanas en todo el país, durante
los últimos 7 meses.