viernes, 13 de mayo de 2016

Corrupción militar: ¿Tanques o mantequilla?




Durante los años 2014 y 2015, Codelco entregó más recursos a los militares que al resto del fisco chileno. Además, los 4.500 millones de dólares, que mantiene el pozo acumulado de las fuerzas armadas, no se puede destinar para ningún otro gasto social, salvo para la compra de armamento.

Un nuevo escándalo de corrupción vive la familia militar. Esta vez salpica al ex Comandante en Jefe del Ejército de Chile, el General Juan Miguel Fuente-Alba, el cuál debe demostrar cómo obtuvo su patrimonio personal evaluado en alrededor de 3.000 millones de pesos. Incluso algunos al interior del Ejército lo conocen como el señor de los anillos, por el logo que destellan sus lujosos automóviles.

Pero eso no es todo. Lo que realmente ocurre es que las instituciones militares están en la mira de la ciudadanía que observa con recelo como el mundo castrense gasta miles de millones de dólares en armamento de toda clase, para una guerra poco probable o derechamente imposible. El malestar aumenta cuando los gobiernos de turno, han hecho vista gorda al gasto en defensa, mientras otras áreas públicas, deben esperar años para recibir recursos financieros.  

Con estos cuantiosos recursos, se adquirieron aviones F-16; tanques Leopard; además de fragatas y submarinos Scorpene, así como numerosos repuestos y municiones. Sin embargo, detrás de cada una de estas adquisiciones, aparecen escándalos de corrupción, mediante coimas pagadas por las empresas fabricantes. Esto se debe en gran parte,  por la autonomía que gozan los militares, que sin control alguno han manejado cuantiosos programas de financiamiento.    

Estos enormes montos de dinero, sin control civil alguno, incluida la Contraloría General de la República, derivo en numerosos casos de corrupción militar. El resultado parece insólito. El cabo Juan Carlos Cruz, se gastó más de 2.000 millones de pesos en un casino de juegos, adquirió numerosos autos, organizó lujosas fiestas,  y realizó varios viajes al extranjero, sin que el sistema de inteligencia militar lo detectara. Esto resulta francamente inaceptable. Al final de día, ningún integrante del alto mando, ha renunciado por esté escandaloso caso.

Lo preocupante es que la corrupción se repite. Hay que recordar el pago de coimas por la adquisición de  los “aviones Mirage” en la FACH. Algo similar ocurrió con el caso “Fragatas” en La Armada. En el Ejército, es imposible olvidar las coimas pagadas, por la adquisición de los tanques Leopard, que implicó al propio General Pinochet, en los años noventa.

Además, otro escándalo sacudió el Ejército, luego de organizar un contrabando de armas a Croacia, en 1991, que culminó con la muerte del Coronel Gerardo Huber, quién declararía en el caso. Para silenciarlo, un francotirador, le disparó en el puente El Toyo, desde larga distancia. La justicia hasta ahora no ha logrado identificarlo. Sin embargo, sus cómplices eran de la inteligencia militar.  Todo esto para ocultar huellas y proteger a altos mandos del Ejército, de la época. Según el proceso judicial, la orden del contrabando de armas a Croacia, la otorgó el propio dictador Pinochet.

En el ámbito político la transición pactada, que tanto orgullece al mundo político en Chile, otorgó prerrogativas excesivas a los militares, quienes entendieron que el mundo civil, como suelen llamarlo, les pedía no intervenir en la naciente democracia, a cambio de manejar un jugoso presupuesto financiero.

Tal pacto, se mantiene inalterable luego de más de 25 años y aún los gobiernos no logran derogar la ley reservada del cobre, que implica entregar a los militares, el 10 % de las ventas anuales del cobre. Sólo para dar un ejemplo. Durante el año 2014 y 2015, Codelco entregó más recursos a los militares que al resto del fisco chileno.

Los recursos son cuantiosos. Codelco entregó entre los años 1995 y 2015, unos 17.127 millones de dólares a las fuerzas armadas, para la adquisición de armas. Además, los 4.500 millones de dólares, que mantiene el pozo acumulado de las fuerzas armadas, no se puede destinar para ningún otro gasto social, salvo para la compra de armamento.

Por tanto, llegó la hora de preguntarse: ¿Tanques o Mantequilla? Aunque la pregunta resulta excluyente, las fuerzas armadas han cubierto en gran parte sus necesidades. Se requiere que exista una ley reservada del cobre, que cubra las necesidades de educación y salud. Sin duda, la mantequilla traerá mayor equidad al país y de paso los militares deben comprender que Chile lo componen todos y que los recursos del cobre no son algo privativo del mundo castrense.


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