miércoles, 5 de octubre de 2011

El 5 de Octubre y los perfectos burócratas

Alcanzaron tanto poder, que ni siquiera los generales de la Concertación pudieron con ellos. Su mayor obsesión fue que nada cambiara, para no perder su poder. En eso estuvieron 20 años, acumulando poder, riqueza y más poder.


Hace exactamente 23 años, un día 5 de octubre del año 1988, los chilenos decían NO a la continuidad del dictador Pinochet, decidiendo por el retorno a la democracia.

De igual forma, la inmensa mayoría no supo, que un grupo minoritario de operadores políticos, - los nuevos burócratas del poder – negociaron con los militares una “democracia pactada”, ante sus infundados miedos de la “amenaza militar” y un supuesto regreso al autoritarismo, sin considerar que el nuevo escenario global económico, no consideraba dictaduras militares en América del Sur, menos en un país como Chile.

En medio de la euforia electoral, nadie indagó con demasiados detalles el alcance de la llamada “democracia dentro de lo posible” que después se complementaría con la llamada política “de los consensos”. De esa manera el dictador Augusto Pinochet, siguió como Comandante en Jefe del Ejército de Chile, y desde su despacho pudo observar con toda tranquilidad la asunción al poder de los ex presidentes Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

Mientras esto ocurría, los operadores políticos, que unidos a otra serie de especies similares, constituyeron los “perfectos burócratas” que impidieron la profundización de la democracia y una vez instalados en el poder estatal, se dedicaron a reproducir las malas practicas dejadas por la camarilla militar y en dos décadas llenaron sus bolsillos y de cuanto inescrupuloso que tocaba las arcas del poder político.

Alcanzaron tanto poder, que ni siquiera los generales de la Concertación pudieron con ellos. Su mayor obsesión fue que nada cambiara, para no perder su poder. En eso estuvieron 20 años, acumulando poder, riqueza y más poder.

Respecto del movimiento social y la expresión ciudadana, los perfectos burócratas restringieron cualquier intento de movilidad, bajo el supuesto que bastaba con la diversidad del conglomerado de gobierno y cualquier expresión distinta no era posible.

En los últimos dos gobiernos de la Concertación y sobre todo en el encabezado por la ex Presidenta Michelle Bachelet, los perfectos burócratas prácticamente lo manejaban todo, incluido el desplome del poder y de sus propia autodestrucción. Incluso, cuando todo hacia predecir el fin del poder, ni siquiera se molestaron en salir a las calles para mantener sus privilegios. Más de alguno, en su dilatada embriaguez, diseño un merecido descanso, después de largos años de poder.


Una vez, desalojado por los nuevos burócratas, se retiraron a empujones, para refugiarse en sus propias empresas o en alguna que antes debían fiscalizar o sancionar. Otros tantos, pactaron con las nuevas autoridades, que de paso necesitaban de sus servicios. Los más intelectuales se instalaron en universidad, centros de estudios o simplemente donde alguien los pudiera acoger. En algunos casos negociaron sus nuevos cargos a cambio de sus últimos servicios en la administración pública.

En este año 2011, cuando el movimiento social despertó y la expresión ciudadana se hace latente, los perfectos burócratas, han aparecidos medios escondidos en las multitudinarias marchas y protestas ciudadanas. No son completamente visibles pero están ahí al asecho. Ellos intuyen que vendrá un nuevo 5 de octubre y no pueden quedarse petrificados lejos del poder.

Los más ilusos, confían en una salvación divina que venga desde Nueva York, para el 2014. Para esa fecha, esperan parsimoniosamente que el movimiento estudiantil se termine y ellos ocupen renovadamente su lugar. Tal vez tengan razón.

Yo espero que este 5 de octubre sirva para no olvidar a los “perfectos burócratas”, quienes a la larga, fueron los responsables directos del tipo de educación que tenemos en el país.

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