jueves, 6 de enero de 2011

¿Cómo evitar el robo de las señaléticas?:

Por Jorge Montecino

Si cada ciudadano recoge de los espacios urbanos comunes, un bien público, como botín de guerra, las ciudades quedarían prácticamente vacías.

El robo de las señalética que indicaban las vías de evacuación en caso de tsunami, en la ciudad de Quintero, V región de Valparaíso, pone al descubierto un robo global que afecta a numerosas ciudades del mundo, cuya práctica implica la pérdida de millones de dólares para los departamentos de transito y las arcas fiscales.

Este particular delito, tiene variadas motivaciones. Algunos roban señalética para decorar las habitaciones juveniles o de estudiantes. Otros, como símbolos identitario de bandas musicales, nombres de calles, incluso símbolos diabólicos o sexuales.

Ejemplo de ello ocurre en la Avenida Nirvana en Melbourne, Australia. Las carreteras que lleven el número 420, que se vincula con la Cannabis Sativa. El número 666, es otro de los atractivos para el robo. La Route 69, que a causa de los repetidos robos, por su identificación sexual, debió incluso cambiar el nombre a Route 31.

Pero eso no es todo. En Argentina, se roban las señalética para utilizarlos como blancos de tiro casero; para pilares de casa o simplemente para venderlos como fierro o chatarra.

Si cada ciudadano recoge de los espacios urbanos comunes, un bien público, como botín de guerra, las ciudades quedarían prácticamente vacías. Por tanto, se trata de educar a las personas sobre la importancia de aquellos bienes que son patrimonio ciudadano y cómo cuidar de ellos.

Es un desafío cultural, que nace de la propia institucionalidad pública y se extiende al conjunto de la sociedad. Hay que terminar con el clima de impunidad cotidiano que se expresa cuando alguien debe pagar para apurar un tramite administrativo (Aceitar la maquina). También contra aquel que no quiere pagar los servicios de transporte (pasar colao). De igual forma, contra aquellos que hacen vista gorda con actos de corrupción.

Lo mismo, contra aquellos que generalmente tratan de engañar a un amigo para no pagar lo acordado (Irse por dentro). Igualmente, repudiar al chofer que busca cortar el boleto en dos o simplemente no otorgar el boleto a un pasajero de la locomoción colectiva.

Son todos actos sensibles y casi imperecederos. Esto tiene importancia, aunque aparezca un acto cotidiano, por que lo ocurrido en Quintero, fue un robo, que el lenguaje popular es “irse por dentro”.

* El autor es docente de la Universidad ARCIS Valparaíso.

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